Anoche se jugó en Valencia un juego Magallanes vs Caracas. Como esos juegos siempre concluyen tarde, uno termina acostándose sin saber el resultado. El sueño de la noche a veces involucra ver la reacción de la gente con un resultado u otro. La mañana siguiente, uno trata de saber quien ganó el juego, contando la cantidad de gorras o camisas de ambos equipos. Si hay muchas más personas con la gorra del Caracas, entonces lo más seguro es que haya ganado ese equipo. Si hay mas franelas y gorras del Magallanes, entonces el resultado fue adverso.
El problema es con el fanático "de verdad", aquel que se pone su gorra cuando el equipo pierde para demostrar que está en las buenas y en las malas. Es el tipo de persona que siente doble satisfacción cuando su equipo gana, porque lo apoyó cuando la situación era adversa. Con una muestra tan pequeña de gorras para contar, la influencia de "fieles" hace que el resultado sea al revés.
Antes era bastante fanático del beisbol. En especial, porque no habían cosas "reales" de qué preocuparse como la calidad del trabajo que hago, si alcanza el dinero, la salud y educación de los niños, etc. Pero a veces uno se pregunta que piensa la persona (generalmente hombres) que se viste con la ropa de su equipo favorito y que quiere transmitir ante los que lo ven.
En fin, uno no sabe quien es mas o menos feliz: si el que se pone la gorra porque su equipo ganó o el que no se la pone porque no disfruta de esas alegrías aleatorias, ya que su mente está en otro lado. La creencia de que "el fanatismo no es sano" tiene que buscar una alternativa a la variabilidad de las emociones que se producen en el fanático. Hoy un grupo de ellos amaneció feliz, otro grupo triste y otro grupo amaneció con fe de que las cosas mejorarán en el próximo partido o temporada. Y todos esos sentimientos dentro de lo que en realidad, es un juego.
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